La Senadora por Baja California Gina Andrea Cruz Blackledge, manifestó que México debe dar un giro a su política migratoria y esta debe ser enfocada al orden y a la seguridad, sobre todo, con un amplio sentido al respeto a los derechos humanos, por lo que se requiere reformar la ley en la materia.
La también presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América del Norte del Senado de la República, participó esta mañana como ponente en el Conversatorio Ley de Migración: Retos y desafíos a la luz de la situación actual de las personas en movilidad, organizado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), y la maestra Elizabeth Lara.
Gina Cruz señaló que el gobierno no tiene una auténtica política migratoria que garantice una migración ordenada, segura y regular. Hoy la migración es caótica, insegura y sumamente irregular.
“Un giro en nuestra política migratoria es indispensable y la reforma a la Ley de Migración puede ser una pieza fundamental del nuevo entramado jurídico, institucional y administrativo que consolide una migración ordenada, segura y regular que tenga como objetivo superior los derechos humanos de todas y todos”.
Gina Cruz comentó que México es un país en el que en muchos estados las personas migran a los Estados Unidos, es también un país por el que transitan migrantes que buscan asilo o refugio en el vecino país del Norte.
México también es un país de destino para muchos migrantes, como el caso de muchos haitianos que se han integrado a la sociedad de Baja California.
“Finalmente, somos un país de retorno y es aquí donde podemos mejorar la Ley de Migración para documentar de forma adecuada a quienes son deportados o regresan a México”.
La legisladora por Baja California expuso que se requiere una política migratoria basada en la coordinación sub, intra e internacional.
Es decir, los gobiernos estatales deben coordinarse, principalmente los principales expulsores tradicionales de migrantes como Zacatecas, Guanajuato o Michoacán; pero también se requiere coordinación con el gobierno de los Estados Unidos para lograr una mayor protección a los migrantes.
Finalmente, se requiere una política migratoria basada en la corresponsabilidad, lo que incluye una más estrecha colaboración con países que hoy están siendo expulsores como los del triángulo del norte.
Gina Cruz señaló que el gobierno mexicano dio señales erróneas cuando el presidente López Obrador ofreció empleo y oportunidades en México a las y los migrantes centroamericanos.
Esta política de brazos abiertos fue uno de los factores que incrementó los flujos migratorios y fue también la causa de que el gobierno de los Estados Unidos amenazara con imponer aranceles a las importaciones mexicanas.
“Nuestra política migratoria dio un giro de ciento ochenta grados: de una política de puertas abiertas a la construcción de un muro humano en la frontera sur conformado por la Guardia Nacional”.
Esto ocasionó y sigue ocasionando una crisis humanitaria en nuestra frontera sur, con personas que viven en condiciones precarias, que se han visto obligadas a ejercer la prostitución y la mendicidad.
Expuso que los migrantes que cruzan por México en busca de llegar a los Estados Unidos no sólo son víctimas de humillación y tratos humanos denigrantes por parte de nuestras autoridades, también pueden ser reclutados o torturados y vejados por organizaciones criminales que han diversificado sus actividades para incursionar en el tráfico de personas.
Además de polleros y autoridades, los migrantes se ven amenazados por la delincuencia en su paso por nuestro territorio, lo que hace de México un país bastante inseguro para ellos.
“La situación en la frontera norte, que es a la que me quiero referir, es dramática. Los albergues para migrantes no tienen suficientes recursos ni apoyos por parte del gobierno federal ni estatal, por lo que ha sido la sociedad civil la que se ha tenido que organizar para hacer frente a grandes carencias en materia alimentaria y de salud”.

